La adrenalina es adictiva. Y el River de Marcelo Gallardo parece haberse acostumbrado a ella. Le encantan las situaciones límite y en general, en estos siete años y medio de conducción del “Muñeco”, ha salido bien parado.
Sobre todo en el terreno internacional, claro. La vitrina en el hall del Monumental da fe de ello. En La Paternal, en la noche del miércoles, el River copero otra vez dio la talla en una parada difícil, cuando muchos daban como favorito (o casi) a Argentinos.
Gallardo volvió a acertar, leyó bien aquel empate 1-1 de la ida. Fortaleció el medio con Bruno Zuculini. Cambió de esquema (pasó a un 4-4-2 o 4-1-3-2), con Nicolás De la Cruz y Jorge Carrascal bien abiertos para evitar las subidas de los laterales-volantes del “Bicho”.
Salió todo a pedir del “Millonario”. A pesar de las dimensiones reducidas del “Diego Armando Maradona”. Mostró flexibilidad para jugar a la segunda pelota cuando fue necesario, renunció a la compulsión de llegar tocando hasta el área chica rival.
El primer gol fue el botón de muestra, con ese pelotazo largo de David Martínez -muy sólido, al igual que Paulo Díaz- y la inteligente asistencia de Matías Suárez para el golazo de Braian Romero, ayudado por las desventuras defensivas del local.
En esa pareja, que repitió efectividad en el segundo tanto y que en sentido inverso había sido responsable del gol en el Monumental ante el equipo de Gabriel Milito, se explica gran parte de este auspicioso reingreso a escena del River copero.
Matías Suárez es uno de los pocos jugadores distintos del fútbol argentino. Y Romero, que parece jugar en Núñez desde hace un par de años en vez de un par de semanas, se convirtió en el gran acierto de Gallardo en los últimos mercados.
Más aún, Braian muestra estadísticas goleadoras en consonancia con el espíritu de este River: ha sido mucho más efectivo en las redes de torneos internacionales que en los arcos de certámenes locales.
En fin: el 2-0 catapultó a River a cuartos de la Libertadores por quinto año consecutivo, con el plus de que esta vez será el único abanderado argentino entre una “pléyade” de equipos brasileños. Su éxito ante Argentinos le sirve para recuperar respeto externo y confianza interna.
Para incrementar el morbo, en agosto se viene Atlético Mineiro. Los hinchas de River ya bromean acerca de que vengarán a sus primos, después de los desaguisados del VAR y de las escenas de pugilato en Belo Horizonte.
Es que justamente Boca no pudo finalmente reeditar el clásico en la Libertadores tras la polémica eliminación en Brasil.
Eso sí, en un futuro próximo (en principio el 4 de agosto, aunque todavía no está confirmado), Boca y River se verán las caras por los cuartos de la Copa Argentina. Para el “Xeneize”, una victoria sería un dulce paliativo, y casi un imperativo. Para el “Millonario”, la posibilidad de retomar la senda de las eliminaciones directas ante, tras la derrota por penales en la Copa de la Superliga pasada.
10 goles
hizo River en lo que va de la Copa. Por contrapartida, le marcaron ocho.
Cuartos de final en agosto
La serie ante Atlético Mineiro comenzará en la cancha de River, entre el martes 10 y jueves 12 de agosto. Se definirá en Belo Horizonte entre el martes 17 y el jueves 19 del mismo mes. Gallardo tendrá casi un mes para prepararla. El club, por la clasificación, embolsó U$S 1.500.000. Los premios irán subiendo a medida que avance.